La economía popular y la digital

marzo 5, 2024

Cada día se escucha con más frecuencia el término de economía popular en nuestro país, pero ¿Qué es?, ¿hago parte de ella?, ¿en dónde se ubican?, ¿en qué trabajan?, ¿Cómo viven? Estas son algunas de las preguntas que muchos colombianos y colombianas se hacen, sin embargo, no es muy fácil de responder con la información disponible.

El concepto de economía popular (EP) de acuerdo con las bases del Plan Nacional de Desarrollo de 2022-2026 (2023) se refiere a:

“… los oficios y ocupaciones mercantiles (producción, distribución y comercialización de bienes y servicios) y no mercantiles (domésticas o comunitarias) desarrolladas por unidades económicas de baja escala (personales, familiares, micronegocios o microempresas), en cualquier sector económico, Los actores de la EP pueden realizar sus actividades de manera individual, en unidades económicas, u organizados de manera asociativa. El impulso a la economía popular parte de una comprensión de sus dinámicas intrínsecas. Estas actividades generan valor social y económico significativo, y una vez entendido su funcionamiento y lógica de acción, se implementarán mecanismos que contribuyan a su crecimiento y productividad. (P.112)

En este sentido, engloba variedad de actividades y sectores de la economía que pueden ser o no remuneradas.  A esta definición, Gómez et al. (2018) añade la característica de que las unidades económicas que participan en la EP generan ingresos para su supervivencia dado que no se pudieron insertar en el mercado laboral debido a distintos motivos como la falta de oportunidades, cualificación, tiempo entre otras.

Entonces, la economía popular se caracteriza por:

Fuente: Elaboración propia

Si bien la población que conforma las unidades económicas de la EP es diversa, en Colombia aún no existe una caracterización socioeconómica que dé información acerca de las condiciones de esta población. La Ley 2294 de 2023 en su artículo 90 del Plan Nacional de Desarrollo (2023) indicó que el Departamento Administrativo Nacional de Planeación debe hacer un esfuerzo por crear un sistema de información cuyo eje sea la economía popular; en consecución de este mandato, el DANE incluirá a la economía popular en el Censo Urbano de 2024 que permitirá conocer la EP en las áreas urbanas.

A la fecha entonces, existen algunas fuentes que dan información parcial acerca de estas unidades económicas, sin embargo, no dan cuenta de la totalidad de esta población. Así, la Encuesta de Micronegocios (EMICRON) es un insumo importante puesto que indaga sobre la situación socioeconómica de los micronegocios, los cuales hacen parte de la EP. Los micronegocios son definidos como una “unidad económica con máximo nueve (9) personas ocupadas, que desarrolla una actividad productiva de bienes o servicios, con el objeto de obtener un ingreso, actuando en calidad de propietario o arrendatario de los medios de producción” (DANE, 2023). Dado que esta fuente cubre el territorio nacional, esta entrada de blog tomará como referencia sus datos.

Caracterización sociodemográfica 

Con base a la EMICRON, al tercer trimestre de 2023, se registraron 5.177.497 micronegocios de los cuales el 89,2 % correspondió a trabajadores cuenta propia (4.616.079) y el 10,8 % restante concernió a patrón o empleador (561.419).

Analizando entre 24 departamentos y Bogotá[1], se encontró que el departamento que más posee micronegocios es Antioquia con 649.947, seguido de Bogotá con 464.353 y Valle del Cauca con 457.770 micronegocios. Por su parte, los departamentos analizados con menos micronegocios fueron Quindío con 38.231, Chocó con 35.490 y San Andrés con 2.548 micronegocios. Esta distribución debe analizarse también a la luz de la cantidad de habitantes en cada departamento. Para poder realizar entonces una comparación entre departamentos, resulta relevante analizar los valores per cápita es decir dividir la cifra de los micronegocios entre su población para aislar así su efecto. De este ejercicio, Nariño resulta tener el mayor número de micronegocios entre su población con 24,82 %, seguido de Sucre con 18,9 % y La Guajira con 16,58 %; mientras que Bogotá tuvo apenas 5,87 %, Cundinamarca 5,37 % y San Andrés 4,09%.

 

Fuente: Elaboración propia con datos de EMICRON-2022

Las cifras anteriores dan cuenta de la realidad productiva del país, pues en los departamentos donde se concentra la actividad industrial, y con ello las oportunidades de empleo formales, es donde menos micronegocios per cápita existen, lo que evidencia una de las causas principales para establecer micronegocios: generar ingresos en medio de pocas oportunidades formales del mercado laboral.

Por su parte, resulta relevante identificar la distribución de los micronegocios entre área rural y urbana. Se encontró a partir de la EMICRON 2022[2] que la mayoría de los micronegocios se ubican en las Cabeceras municipales, es decir en las áreas urbanas con un 69,7% (3,6 millones), mientras que el Centros poblados y rural disperso se alojaron el 30,3 % (1,6 millones) de los micronegocios.

Entonces la mayoría de los microempresarios se sitúa en áreas urbanas, pero es importante considerar que la distribución de la población suele concentrarse de mayor manera en estas zonas[3]. En este contexto, aunque en apariencia, las áreas rurales albergan un menor número de micronegocios, en realidad representan una proporción significativa de la población total de esa área. En concreto, el 12,6% de la población en zonas rurales corresponde con microempresarios, mientras que, en las cabeceras, esta cifra es del 9,1%.

Por otra parte, es importante destacar de acuerdo con la EMICRON 2022, en todas las áreas analizadas, la mayoría de los microempresarios son hombres. En el total nacional, el 69,7 % de los micronegocios tenía propietario de sexo masculino, mientras que el 34,8 % eran de mujeres. Sin embargo, en las áreas rurales, la proporción de propietarios hombres incrementa significativamente a un 71 %. Esto revela la existencia de una brecha de género entre los microempresarios en todas las áreas, siendo esta brecha aún más severa en las zonas rurales.

 

Por edades, la EMICRON 2020[4] indica que, en todas las áreas a excepción de cabeceras, los propietarios de los micronegocios estaban en edades entre 46 a 55 años (24%)

Además, se encuentra que los propietarios de los micronegocios tienen bajos niveles de educación, llegando a máximo primaria o secundaria para el 82,4 % de los propietarios. Esta cifra es aún más preocupante en las áreas urbanas donde esta proporción llega a 95,3 %, mientras que en las zonas rurales llegan a 77,2 %. Esta baja cualificación impacta la productividad de sus negocios y por tanto el ingreso que obtienen de su actividad.

Por otro lado, se evidencia alta vulnerabilidad en los propietarios de los micronegocios pues para 2020, en el total nacional, el 40% de estos se encontraba en condición de pobreza y el 33,9 % en vulnerabilidad, mientras que apenas el 1,5 % pertenecía a clase alta. Esta situación se agrava en las zonas rurales en donde la vulnerabilidad ascendió a 49,7 % mientras que la pobreza se mantuvo en 40,1%.

En resumen, se identifica una marcada brecha de género en los micronegocios, en donde las mujeres ocupan una minoría. Este hecho resulta relevante pues, en el mercado laboral formal, también tienen una menor participación con una tasa global de participación de 52,4 %, mientras que la de los hombres es de 76,5 % (DANE, 2024). Además, se observan niveles educativos y condiciones de vida más bajos, lo cual se agrava aún más en las zonas rurales. Con base en este análisis preliminar, resulta evidente la necesidad de implementar acciones específicas y focalizadas para abordar las necesidades de estos grupos. Además, en la era actual, es crucial examinar su situación en el ámbito de las Tecnologías de la Información y de las comunicaciones (TIC), dado que vivimos en un mundo cada vez más digitalizado.

Transformación digital y Economía digital 

La economía digital es un concepto amplio y complicado de definir dado que involucra distintos sectores, actividades y labores, como lo menciona el documento Economía Digital para el Cambio Estructural y la Igualdad:

La economía digital está constituida por la infraestructura de telecomunicaciones las industrias TIC (software y servicios TIC) y la red de actividades económicas y sociales facilitadas por internet, la computación en la nube y las redes móviles, las sociales y los sensores remotos. (CEPAL & Comisión Europea, 2013)

En este sentido, comprende a todas aquellas actividades que se realizan dentro de un ecosistema digital como lo son el comercio electrónico, la transferencia y uso de datos, las redes sociales, entre otros ámbitos que, a su vez, también interactúan con otros sectores como el logístico, las tecnologías de la información, el comercio en general, entre otros.  Entonces, su impacto social y económico es vital y puede actuar como catalizador para el cambio estructural, fomentando la inversión de largo plazo, la diversificación de la estructura productiva y, en general, el desarrollo económico y social (CEPAL y Comisión Europea, 2013 ,p.7). Esto con efectos positivos sobre el crecimiento y la inclusión social que el desarrollo de las TIC puede ofrecer.

Además, las tecnologías digitales contribuyen a la consecución de los Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) como indica el PNUD y el Instituto Internacional de Telecomunicaciones (ITU por su sigla en inglés) en la SDG Digital Acceleration Agenda (2023), pues contribuyen a la inclusión financiera, a mejorar la eficiencia de los gobiernos y ofrecen plataformas y canales para que las personas tengan una voz (p.5).

En los países en desarrollo, la transformación digital resulta un potente catalizador para mejorar las condiciones de vida y fortalecer la competitividad de microempresarios, pequeños negocios y empresas en general. Esta tendencia cobra aún más relevancia en el contexto de la EP, donde se identifican mayores oportunidades de intervención. Sin embargo, es imperativo establecer las condiciones propicias que posibiliten la adopción generalizada de la tecnología digital y con ello la economía digital.

Entonces, resulta primordial analizar la adopción de la tecnología y así determinar el estado tienen el que se encuentra la EP para adaptarse a la economía digital. En este sentido se analizó la EMICRON 2022 que da cuenta de la TIC para las unidades económicas que pertenecen a la EP. Respecto al uso de internet, se encontró que, en el total nacional, el 40,2 % de los micronegocios usa internet mientras que el 59,8 % no lo hacía; sin embargo en la ruralidad disminuye considerablemente el uso del internet a 14 %, lo que deja a la vista gran brecha digital que existe entre lo rural y urbano. Dentro de las razones para no usar internet, en todas las áreas la principal mayoría indicó que no lo necesita; la segunda razón fue “No lo sabe usar”, con un 5,6 % en el total nacional, 4,3 % en áreas urbanas y 7,4 % en áreas rural

lo que también revela una brecha digital por áreas; en tercer lugar, se posiciona el “No tiene dispositivos para conectarse” con 4,1 % en áreas urbanas y 6,3 % en rurales.

Lo anterior evidencia que las barreras que perciben los micronegocios son más o menos homogéneas entre lo rural y lo urbano, pero con diferentes intensidades, por lo que se deben realizar acciones focalizadas que demuestren los beneficios de internet para todos los micronegocios. Además, se debe capacitar a las personas sobre el uso de este y buscar alternativas para aumentar el acceso a dispositivos para conectarse, pues el costo de estos suele ser una restricción importante para adquirirlos.

Con respecto a los negocios que realizaron actividades por internet, las actividades de Mensajería instantánea, Aplicaciones y Servicio al Cliente fueron las tareas que más micronegocios respondieron haber realizado en internet. La Banca electrónica y otros servicios financieros fue la cuarta actividad con más micronegocios en el total nacional (46,9 %) y en las cabeceras 50,2 %, mientras que en los centros poblados y rural disperso esta actividad ocupó el quinto lugar, siendo realizada con solo el 20,3 % de micronegocios rurales, lo que demuestra el bajo uso de la banca electrónica en las zonas más remotas del país. En último lugar se encontraron las actividades referentes a Entrega de productos digitalmente y la Venta por comercio electrónico, lo que resulta preocupante, pues como se mencionó antes, el comercio electrónico y la economía digital en su conjunto tienen beneficios innegables para esta población. La Encuesta, además ahonda en la tenencia de presencia web del micronegocio y en redes sociales de las cuales se obtiene el mismo resultado, los micronegocios no están presentes en el mundo digital a través de un sitio web o en redes sociales.

De acuerdo con lo expuesto, queda claro que los micronegocios pertenecientes a la Economía Popular tienen una presencia limitada en el entorno digital, lo cual los sitúa en una posición desfavorable frente a competidores que aprovechan internet para llevar a cabo sus operaciones. Este fenómeno se justifica por la escasa adopción de herramientas digitales por parte de estos micronegocios, principalmente debido a su percepción de falta de utilidad de internet. Por lo tanto, es imperativo implementar programas por parte de entidades públicas, privadas, ONG y otras organizaciones con el fin de impulsar estas unidades económicas, motivarlas a mejorar sus capacidades, integrarse al mundo digital y comercializar en línea. Esta acción contribuirá significativamente a la disminución de la pobreza, la vulnerabilidad y las disparidades entre las áreas urbanas y rurales y entre sexos.

 

[1] Antioquia, Atlántico. Bogotá, Bolívar, Boyacá, Caldas, Caquetá, Cauca, Cesa, Córdoba, Cundinamarca, Chocó, Huila. La Guajira, Magdalena, Meta, Nariño, Norte de Santander, Quindío, Risaralda, Santander, Sucre, Tolima, Valle del Cauca y San Andrés.

[2] Último dato disponible

[3] Para 2022 el 76,1 % de las personas se ubicaron en zonas urbanas (Cabeceras) mientras que el 23,9 % restante en los Centros poblados y rural disperso de acuerdo con las proyecciones poblacionales del DANE.

[4] Último dato disponible

 

Referencias 

CEPAL, & Comisión Europea. (2013). Economía digital para el cambio estructural y la igualdad.

DANE. (2023). Boletín técnico EMICRON 2023-III. https://www.dane.gov.co/files/operaciones/EMICRON/bol-EMICRON-IIITrim2023.pdf

DANE. (2024). Boletín técnico Mercado Laboral según sexo Trimestre octubre -diciembre de 2023. https://www.dane.gov.co/files/operaciones/GEIH/bol-GEIHMLS-oct-dic2023.pdf

Departamento Nacional de Planeación (DNP). (2023). Bases Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.

CEPAL, & Comisión Europea. (2013). Economía digital para el cambio estructural y la igualdad.

DANE. (2023). Boletín técnico EMICRON 2023-III. https://www.dane.gov.co/files/operaciones/EMICRON/bol-EMICRON-IIITrim2023.pdf

DANE. (2024). Boletín técnico Mercado Laboral según sexo Trimestre octubre -diciembre de 2023. https://www.dane.gov.co/files/operaciones/GEIH/bol-GEIHMLS-oct-dic2023.pdf

Departamento Nacional de Planeación (DNP). (2023). Bases Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026.

Gómez, A., Fajardo, C., & Cadena, O. (2018). Economías populares e inclusión productiva. Cuadernos de Vivienda y Urbanismo, 11(21), 1-17.

International Telecommunication Union (ITU), & Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). (2023). SDG Digital Acceleration Agenda. https://www.undp.org/sites/g/files/zskgke326/files/2023-09/SDG%20Digital%20Acceleration%20Agenda_2.pdf

Ley 2294. Plan Nacional de Desarrollo (2023).