Los Micronegocios en Colombia 2021: énfasis en el comercio electrónico y la economía popular
abril 1, 2023
Desde la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico trabajamos por la promoción y el fortalecimiento de industria eCommerce en Colombia a través del entendimiento de las cifras que determinan las dinámicas propias del sector. De igual manera, estamos comprometidos a trabajar en el alcance de los objetivos y metas del Gobierno Nacional que impactan la industria. Bajo estas premisas desarrollaremos una serie de entradas del Blog de Economía Digital relacionadas con el entendimiento de la economía popular y la economía del cuidado, analizando el rol que tiene el comercio electrónico para impulsar y dinamizar tales sectores.
La presente entrada se enfocará en brindar un entendimiento teórico de la economía popular y caracterizar los micronegocios en Colombia en 2021, con un énfasis especial a los micronegocios que realizaron ventas de productos a través de internet, siendo estos considerados como actores relevantes para la economía popular. El propósito será entender el aporte que tiene el comercio electrónico y el rol diferenciador que brindan las estrategias online para el desarrollo de los micronegocios en el país.
En el Plan Nacional de Desarrollo 2022-2026 titulado Colombia, Potencia Mundial de la Vida, dado a conocer en febrero de 2023, el Gobierno Nacional ha estipulado la hoja de ruta que guiará el accionar político de los próximos cuatro años. Dentro de los ejes rectores se encuentra una política pública para el fortalecimiento de la economía popular (EP), entendida como:
“Los oficios y ocupaciones mercantiles (producción, distribución y comercialización de bienes y servicios) y no mercantiles (domésticas o comunitarias) desarrolladas por unidades económicas de baja escala (personales, familiares, micronegocios o microempresas), en cualquier sector económico. Los actores de la EP pueden realizar sus actividades de manera individual, en unidades económicas, u organizados de manera asociativa” (DNP, 2023, p. 117)
Los pilares que enmarcan esta política son: 1) creación de un marco institucional para la inclusión socioeconómica y sociocultural de la EP a fin de fortalecer su capacidad de generación de ingresos; 2) reconocimiento, caracterización y visibilización de la magnitud y el aporte de la EP a la sociedad desde cada uno de sus segmentos: actividades mercantiles, no mercantiles y comunitarias; 3) diseño de alianzas público-populares con el fin de crear instancias de representación colectiva para la interlocución entre el Estado y los actores de la EP; y 4) generación de procesos de participación vinculantes con los actores de la EP, donde se reconozcan sus realidades y a partir de estas se formulen las políticas públicas que más les beneficien (DNP, 2023).
Antes de profundizar sobre los datos disponibles de micronegocios en Colombia, es importante diferenciar el alcance de las diferentes unidades económicas existentes que son potenciales actores de la economía popular, como lo son las MiPymes y los micronegocios. De acuerdo con el DANE (2021), las MiPymes se clasifican según el rango de unidades de valor tributario (UVT) por sector económico, mientras que, los micronegocios son unidades económicas de máximo nueve personas ocupadas. Al respecto, Moreno (2001) menciona que la distinción entre las microempresas de las unidades económicas radica en que el término “empresa” oculta, en principio, la necesidad de capacitación para gobernar y administrar las unidades.
Una primera aproximación al concepto de economía popular indica que esta representa las lógicas de las clases populares (artesanos, campesinos, emprendedores comunitarios, etc.) que se insertan en el mercado mediante prácticas sociales, económicas y políticas con el fin de garantizar la reproducción ampliada de la vida. Los sectores de la economía popular son ampliamente heterogéneos y tienen una débil vinculación con la actividad productiva, que además surge en contextos de alta pobreza, desempleo e informalidad (Hillenkamp, 2016).
El alcance de la economía popular se fundamenta en la economía de los trabajadores, sus familias y comunidades, que trascienden en el mercado bajo principios de solidaridad que contribuyen a la organización de la producción, los intercambios, la financiación y el consumo. No propende por la acumulación sin límites de riqueza, sino por la obtención de medios para la reproducción de sus vidas en las mejores condiciones posibles, bajo un entorno favorable para el desarrollo de las unidades económicas populares (Coraggio, 2013).
En las economías denominadas en desarrollo, el potencial de las economías populares es enorme, aunque reprimido (Coraggio, 2013), ya que enfrenta barreras de acceso a los mercados, a las financiaciones y a las capacitaciones (Hillenkamp, 2016). La coexistencia de las unidades económicas populares en el mercado requiere del fortalecimiento mediante procesos de trabajo articulados, aumento de la productividad, desarrollo en escala, acceso al conocimiento sobre comercio digital y otras formas de distribución, que contribuyan a la organización de la producción, los intercambios, la financiación y el consumo (Hillenkamp, 2016).
La experiencia de América Latina demuestra que la economía popular genera vínculos solidarios, de innovación social y desarrollo sostenible. Por ejemplo, en Bolivia, la economía popular se convierte en una posible vía de desarrollo endógeno, que reúne los principios y valores presentes de la cultura indígena. Por su parte, Brasil, Venezuela y Argentina, han desarrollado una institucionalidad para fortalecer los sectores populares, a través de programas que pretenden facilitar el acceso a los conocimientos, la comercialización y las finanzas solidarias (Hillenkamp, 2016; Díaz, 2013).
En Colombia, los retos de desarrollar una economía popular se asocian con un alto nivel de informalidad. Al respecto, la Gran Encuesta Integrada de Hogares (GEIH) elaborada por el DANE, para el trimestre móvil de octubre y diciembre de 2022, señala que el número de ocupados informales representa el 57,80 % del total de la población ocupada. Al discriminar la informalidad por el tamaño de la empresa, se encuentra que el 93,01 % de los ocupados trabajan informalmente en microempresas, el 4,13 % en empresas pequeñas, el 1,19 % en empresas medianas y el 1,67 % en empresas grandes (DANE, 2023). Del lado de los micronegocios, estos enfrentan barreras de acceso a la financiación formal, de acuerdo con Estrada y Hernández (2019), del 18,8 % de los micronegocios que solicitan créditos, el 14,2 %, lo hacen a través de modalidades de crédito informal, como el gota a gota, lo cual es un reto para la financiación de estas unidades económicas, lo que impacta de forma negativa la oportunidad de producir eficientemente y comercializar los bienes y/o servicios producidos. De igual manera, los micronegocios encierran problemáticas socioeconómicas complejas; el 69,7 % de los 5,7 millones de micronegocios en 2021, pertenecían a personas vulnerables o pobres, y cerca de la mitad tenía más de diez años de funcionamiento (DNP, 2023).
Para tener una visual de la dinámica de los micronegocios en Colombia en 2021 empleamos los microdatos de la Encuesta de Micronegocios (EMICRON) desarrollada por el DANE, la cual brinda amplia información estadística sobre la estructura y evolución de las principales variables económicas de los micronegocios y proporciona información sobre emprendimiento, informalidad, inclusión financiera, capital social y uso de las TIC. Los resultados de esta encuesta se detallan para el ámbito nacional, cabeceras y las veinticuatro ciudades principales.
El DANE define a los micronegocios como “unidades económicas con máximo 9 personas ocupadas que desarrolla una actividad de bienes o servicios con el objeto de obtener un ingreso, actuando en calidad de propietario o arrendatario de los medios de producción” (DANE, 2023, p.3). A su vez establece que los/las propietarios/as o poseedores/as de los micronegocios se caracterizan por ser poseedores de: 1) la materia prima con la que se fabrican los bienes; 2) las herramientas, los equipos, la maquinaria o las instalaciones con las que se desarrolla la actividad económica; 3) el (los) vehículos con el (los) cual(es) ejercen su actividad; y, 4) los productos fabricados o comercializados.
En 2021 se registró un total de 5.780.622 micronegocios, de los cuales 2.086.855 (36,10 %) tenían acceso o utilizaron el servicio de internet, frente a 3.693.766 (63,90 %) que no contaron con acceso o no utilizaron este servicio. Esta cifra muestra la necesidad de continuar con el desarrollo y la implementación de políticas públicas y alianzas estratégicas orientadas incrementar el número de micronegocios que cuenten con acceso a internet y que a su vez efectivamente hagan uso de este para el desarrollo de sus actividades. Entendiendo que, el servicio de internet se convierte en un aliado estratégico de los micronegocios al brindar un amplio número de oportunidades y acceso a nuevos mercados.
Del total de micronegocios que tenían acceso o utilizaron el servicio de internet, solo 125.943 (6,04 %) realizaron ventas de productos a clientes por internet mediante una plataforma electrónica, en contraste con 1.960.912 (93,96 %) de micronegocios que no realizaron este tipo de ventas. Esta amplia brecha indica la gran oportunidad que tiene el comercio electrónico para llegar a los micronegocios que aún no han implementado ningún tipo de estrategia digital para la comercialización y venta de sus productos, para que puedan aprovechar los beneficios que se derivan del uso de las herramientas tecnológicas.
Respecto a la distribución de los micronegocios por departamentos, se encuentra que Antioquia es el departamento que cuenta con una mayor cantidad de micronegocios, con 717.957 (12,13 %), seguido de Bogotá D.C. con 569.529 (9,85 %) y Valle del Cauca con 541.799 (9,37 %). Los departamentos con menor número de micronegocios son San Andrés con 4.531 (0,08 %), Caquetá con 40.944 (0,71 %) y Chocó con 55.162 (0,95 %). Por su parte, los departamentos que cuentan con un mayor número de micronegocios que realizan ventas de productos a través de comercio electrónico son Bogotá con 28.733 (22,81 %), Antioquia con 20.027 (15,90 %) y Valle del Cauca con 12.337 (9,80 %); mientras que, los departamentos con menor cantidad de micronegocios que realizan comercio electrónico con San Andrés con 133 (0,11 %), Chocó con 181 (0,14 %) y Caquetá con 311 (0,26 %).
En este punto es importante resaltar que la Encuesta de Micronegocios no se aplica a la totalidad de los departamentos del país, por lo que no brinda información para los departamentos de Arauca, Casanare, Vichada, Guainía, Guaviare, Vaupés, Putumayo y Amazonas. Por lo tanto, es importante que, para los ejercicios estadísticos que desarrollará el DANE para el entendimiento de la economía popular, se evalúe la manera para incluir las zonas del país que no están cubiertas por la Encuesta de Micronegocios y de esta forma lograr un mayor entendimiento de las dinámicas de estas unidades económicas y demás actores involucrados en la economía popular en la totalidad del territorio colombiano.
Al clasificar por el tipo de actividad económica que desarrollan los micronegocios por (clasificación rev. 4 CIIU), se encuentra que la actividad que agrupa un mayor número de micronegocios es servicios con 2.310.779 (39,9 %), seguida de comercio con 1.605.960 (27,8 %) y agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca con 1.298.137 (22,5 %). En el caso de los micronegocios que realizan comercio electrónico, la actividad que agrupa un mayor número de micronegocios es comercio con 69.438 (55,1 %), seguida de servicios con 40.227 (31,9 %).
Al analizar un mayor grado de desagregación de actividad económica a través de la clasificación rev.12 CIIU, se obtiene que las actividades económicas que tienen un mayor número de micronegocios son comercio y reparación de vehículos automotores y motocicletas con 1.605.960 (27,8 %), agricultura, ganadería, caza, silvicultura y pesca con 1.266.068 (21,9 %) y la industria manufacturera con 565.675 (9,8 %). Por su parte, las actividades económicas que tienen un mayor número de micronegocios que realizan ventas de productos a través de comercio electrónico son comercio y reparación de vehículos automotores y motocicletas con 69.438 (55,1 %), actividades inmobiliarias, profesionales y servicios administrativos con 14.995 (11,9 %) e industria manufacturera con 14.348 (11,4 %).
La distribución de los micronegocios que hacen comercio electrónico entre las diferentes actividades económicas da cuenta de la concentración en actividades relacionadas con comercio y reparación de vehículos, lo que demuestra una amplia oportunidad de incrementar la adopción y uso del comercio electrónico en sectores como agricultura, educación, alojamiento y servicios de comida, actividades de atención a la salud humana y de asistencia social, etc.
Respecto al sexo de la persona propietaria del micronegocio se encuentra que, del total de micronegocios a nivel nacional, 3.641.583 (63 %) son propiedad de hombres y 2.139.038 (37 %) son propiedad de mujeres. Al detallar los micronegocios que hacen ventas en línea se obtiene que 66.692 (53 %) son propiedad de hombres y 59.251 (47 %) son propiedad de mujeres. Estas cifras dan cuenta de que, si bien existe una brecha de género en la propiedad de micronegocios, esta disminuye en los micronegocios que implementan comercio electrónico. Parte de esta realidad se explica por la flexibilidad que otorga el comercio electrónico ya que “al permitir que las personas elijan de manera más flexible dónde, cómo y cuándo trabajar, el comercio electrónico podría ayudar al empoderamiento económico de las mujeres. Estas condiciones permiten combinar las responsabilidades laborales con las familiares, que recaen más sobre las mujeres” (Baso, 2021).
En cuanto al tipo de dueño/dueña del micronegocio se encuentra que en el total de micronegocios 566.434 (9,8 %) son propiedad de patrones/as o empleadores/as, mientras que, 5.214.187 (90,2 %) son propiedad de trabajadores/as por cuenta propia. Esta misma tendencia se repite en los micronegocios que realizan comercio electrónico, de manera que, 22.196 (17,6 %) micronegocios son propiedad de patrones/as o empleadores/as y 103.747 (82,4 %) son propiedad de trabajadores/as por cuenta propia.
Es importante precisar la diferencia entre trabajadores/as por cuenta propia y patrón/a o empleador/a que realiza el DANE. En el primer grupo se encuentran, los trabajadores/as por cuenta propia y son aquellas personas que explotan su propia empresa económica o que ejercen por su cuenta una profesión u oficio con ayuda o no de familiares, pero sin utilizar ningún/a trabajador/a (empleado/a u obrero/a remunerado/a. Esta persona puede trabajar sola o asociada con otra de igual condición. En el segundo grupo están patrón/a o empleador/a que contempla a las personas que dirigen su propia empresa económica o ejercen por su cuenta una profesión u oficio, utilizando uno/a o más trabajadores/as remunerados/as, empleados/as y/u obreros/as (DANE, 2021).
Al analizar los motivos por los cuales se creó el micronegocio se encuentra que el principal motivo es que no tenía otra alternativa de ingresos con 2.177.259 (37,7 %), seguido de lo identificó como una oportunidad de negocio en el mercado con 1.638.183 (28,3 %) y para ejercer su oficio, carrera o profesión con 644.595 (11,2 %). Por su parte, el principal motivo de creación de los micronegocios que realizan ventas de productos a través de comercio electrónico es que lo identificó como una oportunidad de negocio en el mercado con 55.918 (44,4 %), seguido de no tiene otra alternativa de ingresos con 29.927 (23,8 %) y para ejercer su oficio, carrera o profesión con 19.356 (15,4 %). Estos datos muestran el rol que tienen los micronegocios en brindar oportunidades de generación de ingresos para aquellas personas que no han podido acceder al mercado laboral y por lo tanto ven en el emprendimiento un camino para subsistir. De igual manera, el comercio electrónico se presenta como un aliado estratégico para los emprendedores/as que desean potencializar el alcance de sus micronegocios al poder expandir sus negocios a otros mercados y alcanzar un mayor nivel de clientes potenciales.
En lo concerniente al grado de formalidad de los micronegocios, se optó por considerar las variables de posesión de RUT y estar registrado en cámaras de comercio. En cuanto a la posesión de RUT solo 1.313.201 (22,7 %) de los micronegocios cuentan con RUT, frente a 4.467.421 (77,3 %) que no cuentan con RUT. Para el caso de los micronegocios que realizan comercio electrónico, 65.251 (51,8 %) micronegocios poseen RUT frente a 60.691 (48,2 %) micronegocios que no poseen RUT. Respecto al registro en una cámara de comercio, del total de micronegocios, 5.120.308 (88,6 %) no se encuentran registrados en alguna cámara de comercio, frente a 660.314 (11,4 %) que sí cuentan con registro mercantil. Para el caso de los comercios que realizan comercio electrónico, se registran 84,995 (67,5 %) micronegocios que no están registrados en alguna cámara de comercio, frente a 40.947 (32,5 %) que sí cuentan con este registro.
Estas cifras muestran que el comercio electrónico y la digitalización tienen un impacto positivo sobre la formalización de los micronegocios, pues tanto la brecha de poseer RUT como la brecha de registro mercantil disminuyen cuando se toman los micronegocios que realizan comercio electrónico frente al total de micronegocios. En consecuencia, estos mayores niveles de formalidad registrados en los micronegocios que realizan comercio electrónico contribuyen a mejorar la visibilidad y trazabilidad de las relaciones económicas y el posible recaudo del Gobierno Nacional.
En lo relacionado con procesos de financiamiento de los micronegocios, se encuentra que la principal fuente de financiamiento para el establecimiento del micronegocio son los ahorros personales, utilizada por 3.413.952 (59,1 %) micronegocios, seguida de no requirió financiación con 793.424 (13,7 %) micronegocios y préstamos familiares con 599.124 (10,4 %) micronegocios. Por su parte, las principales fuentes de financiación de los micronegocios que realizan comercio electrónico son los ahorros personales con 78.464 (62,3 %), seguido de préstamos familiares con 16.682 (13,2 %) y préstamos bancarios con 12.312 (9,8 %) micronegocios.
En lo referente a la solicitud de préstamos, se obtuvo que, del total de micronegocios, 3.976.231 (82,2 %) si solicitaron algún préstamo para la gestión de su negocio o actividad económica, frente a 942.536 (16,31 %) que no solicitaron este tipo de préstamos. En el caso de los micronegocios que realizan ventas de productos a través de internet, 24.049 (19,10 %) micronegocios no solicitaron préstamos frente a 76.839 (75,41 %) que sí se apalancaron a través de créditos o préstamos. En esta misma línea, el número de micronegocios que efectivamente obtuvieron el crédito que solicitaron es 765.080 (88,8 %) frente a 96.773 (11,2 %) que no obtuvieron el crédito. En cuanto a los micronegocios que realizan comercio electrónico, se registraron 18.847 (75,2 %) micronegocios que sí obtuvieron el crédito y 6.207 (24,8 %) que no lo obtuvieron.
Finalmente, al evaluar los motivos por los cuales los micronegocios no solicitaron algún préstamo para la gestión de su negocio o actividad económica, se encuentra que el principal motivo es el miedo a las deudas o que no le gusta endeudarse con 1.701.051(42,8 %) micronegocios, seguido porque no lo necesitaban con 940.473 (23,7 %). Estas dos causas son también los principales motivos, por los cuales los micronegocios que realizan ventas de productos a través de comercio electrónico no solicitan préstamos o créditos, con 28.537 (37,1 %) micronegocios que temen endeudarse y 23.379 (30,4 %) micronegocios que consideran no necesitan solicitar este tipo de herramientas financieras. Esto evidencia la necesidad de implementar políticas y programas público-privados a través de los cuales se brinde educación financiera a los/las emprendedores/as y dueños/as de micronegocios en el país, a fin de que conozcan los beneficios que pueden obtener con las herramientas del mercado financiero.
En el siguiente tablero se detallan los principales resultados de los micronegocios que se expusieron previamente. Puede navegar entre las páginas del informe dando clic en las flechas de la parte superior o deslizando con las flechas de la parte inferior cada página. De igual manera, puede filtrar la pregunta ¿El micronegocio vende productos a clientes a través de internet? y seleccionar la categoría de su preferencia. Recuerde que también puedo verlo en versión pantalla completa, dando clic en la flecha ubicada en la parte inferior derecha.
El comercio electrónico es una poderosa herramienta para todos aquellos que quieren emprender e impulsar sus micronegocios, dentro de los beneficios que aporta el comercio electrónico se destacan:
Una vez definido el marco institucional por parte del Gobierno Nacional para que las economías populares puedan desarrollarse en Colombia, las estrategias que contribuyan al crecimiento y sostenibilidad de los micronegocios serán una oportunidad clave para cerrar las brechas de acceso al comercio electrónico, dinamizando los sectores económicos involucrados. La caracterización de micronegocios expuesta anteriormente señala retos importantes en materia de acceso al financiamiento y formalización, barreras que podrían superarse si los micronegocios captan una mayor cuota de mercado, aumentan su nivel de ingresos y aprovechan eficientemente los beneficios del comercio electrónico, con el fin de fortalecer el posicionamiento de su negocio, sin que con ello se pierdan las bases de solidaridad y el ideal de fortalecer una red comunitaria donde puedan distribuir los bienes y servicios ofertados.
Desde la Cámara Colombiana de Comercio Electrónico reiteramos nuestro compromiso de acercar el comercio electrónico a todos los emprendedores y emprendedoras que quieran potencializar su nivel de ventas y alcanzar nuevos mercados a través del uso de herramientas digitales y la implementación del comercio electrónico. Es por este motivo que hemos desarrollado una serie de capacitaciones y programas de formación para negocios como lo son Ya Estoy Online, Ya Estoy Online Mujeres y eXporta.online, los cuales son gratuitos y buscan entrenar en herramientas digitales, de comercio electrónico y comercio electrónico transfronterizo a emprendedores y micro, pequeñas y medianas empresas del país. En caso de estar interesado o interesada en recibir más información de estos programas puede escribir un correo a info@yaestoyonline.com e info@exporta.online .
Puede enviar sus preguntas, comentarios y sugerencias a los correos: katherine.ramirez@cceorg.co y sara.corredor@cce.org.co
Basco, Ana (2021). Brecha de género: el “Tetris” del comercio en América Latina. Consulta: https://blogs.iadb.org/integracion-comercio/es/brecha-de-genero-el-tetris-del-comercio-en-america-latina/
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Díaz Díaz, Benito (2013) Las nuevas formas de organización económica promovidas desde el Estado en Venezuela. En Instituto Nacional de Economía Popular y Solidaria (2013). La economía Popular y Solidaria. El Ser Humano Sobre el Capital 2007 – 2013. Tercer Seminario Internacional: “Rol de la Economía Popular y Solidaria y su aporte en el Sistema Económico Social y Solidario” Quito, 2013.
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Hillenkamp, Isabelle. (2016). ¿Innovar para sostenerse? Representaciones y prácticas de Economía Popular Solidaria en América Latina. En Puig, Carlos; Coraggio, Jose Luis; Laville, Jean-Louis; Hillenkamp, Isabelle; Farah, Ivonne; Jiménez, Johny; Vega, Silvia; Guridi, Luis & Pérez de Mendiguren, Juan Carlos (Editores). Economía Social y Solidaria: Conceptos, Prácticas y Políticas Públicas. (p. 66-82).
Moreno Cornejo, Alberto (2001). Economía popular y desarrollo humano. Quito, Ecuador.